La biografía las cosas
Al igual que las personas los objetos nacen, permanecen un determinado tiempo en la
vida de las personas y finalmente son descartados y continúan su camino hacia
la muerte como desechos. Llegan a nuestras vidas de maneras muy diferentes,
bien sea que los compramos nosotros mismos, fueron un regalo o simplemente
aparecieron en nuestro mundo. Pero la historia de ese objeto que ahora pretense
a alguien, en algún lugar, en algún momento, no empieza desde que está en
nuestras manos, esa biografía, esa historia empieza a escribirse cuando este
objeto apenas es una idea, al igual que cuando una pareja que planea tener un
hijo.
La concepción de una idea y de un potencial objeto es trabajo
de los diseñadores, darse cuenta de qué necesita la gente o qué simplemente los
haría feliz tener, así no lo necesiten o deseen. Es así que luego los objetos
llegan a las manos de las personas y empiezan a formar parte de la vida diaria
o eventual de las éstas. Algunos objetos pueden significar mucho o muy poco
para alguien, algunos hablan con ellos e interactúan como si éste los escuchara
y entendiera, y así las persona viven y conviven con sus objetos
personificados. Pero sí, los objetos a pesar de que no oigan, ni vean ni
entiendan, se comportan de una manera determinada dependiendo de las
circunstancias, pues somos nosotros mismos quienes les damos diferentes
significados.
Esta personificación que le damos a las cosas, así nos
parezca absurdo pensarlo, está presente en la vida diaria de las personas,
todos siempre se dan cuenta que de hecho sí tratamos los objetos como si fueran
personas y que estos responden dependiendo del trato que les demos. Un ejemplo
que no esta muy lejos de nosotros son los televisores que había en los hogares
hace algunos años, cuando estos dejaban de funcionar o su imagen de
distorsionaba por momentos, la mejor solución era pegarles suavemente y estos inmediatamente seguían funcionando,
lo que funciona en una persona como un regaño cuando no esta realizando lo que
debe hacer. Sin darnos cuenta le hablamos a nuestras cosas, muchas veces es
cuando queremos que funcionen de una determinada manera, y en algunos casos es
cuando los objetos se encuentran dañados o sufren de fallas, por ejemplo un
señor que antes de encender el radio de su carro le dice; “prende por favor”,
pues éste tiene un mal contacto en alguno de sus cables y a veces al encenderlo
el contacto se hace o a veces no.
Yo, por ejemplo, tengo una impresora hace 3 años, que había
funcionado muy bien hasta hace algunos meses, yo nunca le hablé, porque no
tenía un gran significado en mi vida y porque nunca me había fallado. Pero me
di cuenta de que; sí personificamos los objetos cuando le dije a mi hermano,
“esta impresora imprime cuando quiere”, y de hecho lo hace, a veces sí, a veces
no, a veces tan solo imprime unas partes. Fue en ese momento que pensé, yo
estoy pensando que mi impresora tiene voluntad propia, algo que es absurdo
pensar, pero que es lo que hacemos día a día con nuestras cosas. Y como estos
existen ejemplos de los cuales no nos damos cuenta en nuestro diario vivir,
pero que existen y ocurren.
Y es con todos estos vínculos que creamos con los objetos que
los diseñadores deberíamos diseñar. Es la historia de los objetos en la vida de
las personas lo que debería ser estudiado más detenidamente por los diseñadores
a la hora de pensar o concebir un objeto para una persona en un cultura y en un
momento. Buscar cómo esos lazos que creamos con los objetos determinan el
comportamiento de las personas. El diseño emocional hace un primer acercamiento
a esto, sabe que lo más importante en un objeto es como este interactúa y se
relaciona con su usuario y con su entrono. Donald Norman en su libro “Diseño
Emocional” hace muy clara esta relación
cuando habla de las tres teteras, que aunque las tres tengan una misma función,
tienen momentos de uso diferentes y así mismo las trata de maneras distintas.
Como lo dice el libro “Antropología del diseño” no hay objetos sin sujetos, es
decir; el significado real, y final se lo
otorga el usuario, no el diseñador, pues este puede darle una función y un
significado, pero el obejto siempre va a ser interpretado de maneras diferentes
por cada dueño o usuario.
Pienso, que el éxito de un objeto radica en que éste, con una
función determinada, sea utilizado de la manera en que el diseñador lo planteó,
pensó y proyectó, ya que cuando alguien tiene un usuario determinado y lo
conoce exactamente; como vive, como se relaciona, como interactúa con sus
pertenencias, como se comporta, y así mismo conoce el contexto donde este potencial
objeto va a vivir, pues el objeto será utilizado como y para lo que el
diseñador lo concibió. Posteriormente puede ocurrir en la vida de algunos
objetos que estos cambien de dueño, ya sea por robo, o porque simplemente una
persona se lo dio a otra, estos inmediatamente cambian de significado, pues su
nuevo propietario tiene formas de pensar diferentes y pertenece a una cultura
diferente a para la cual objeto fue pensado, es aquí que aparecen los usos que
el diseñador nunca pensó que se le fueran a dar a su creación.
Con todo lo anterior podemos concluir que los objetos son la
escenografía de nuestras vidas, que estos tienen al igual que las personas, una
biografía, una historia de vida, donde adquieren miles de significados
diferentes dependiendo de la etapa en la que se encuentren. Que para que un
diseñador pueda crear objetos debe conocer antes que nada su usuario, cómo éste
se relaciona con sus objetos, y el contexto donde la a vivir el objeto, para
que así el diseñador pueda determinar hasta el más mínimo detalle de éste, como
van a ser esos vínculos y lazos que se van a crear entre el objeto y su
usuario, incluso cómo y cuándo va a ser el momento en que el objeto va a morir.